La innovadora educación
Una nueva forma de educación caracterizada por la innovación que facilitará el aprendizaje del alumnado en el aula
miércoles, 3 de septiembre de 2014
lunes, 2 de junio de 2014
La expresión escrita en secundaria
La expresión escrita en secundaria
Escogí esta línea para realizar mi trabajo fin de máster a partir del momento en el que hice las prácticas en un centro de secundaria y pude darme cuenta de lo generalizado que estaba el problema, y no sólo el las etapas del primer ciclo de la ESO. Conforme iba pasando por los distintos niveles, puesto que tuve la oportunidad de adentrarme en las aulas de todos los niveles (tanto de la ESO, como de Bachillerato, como los asociados a los talleres de lengua castellana y literatura, planes de diversificación y PCPI), me fui dando cuenta de que se trataba de un problema bastante extendido a lo largo de toda la etapa educativa. La raíz del error se debía a razones de diversa índole, pero, sobre todo, se identificaba en aquellos alumnos que estaban desmotivados o los que no apreciaban ninguna utilidad en lo que respecta al dominio de la competencia lingüística; aquellos alumnos que, a pesar de no presentar ninguna dificultad en lo que respecta a sus capacidades para adquirir dicha competencia, no veían utilidad ni beneficio alguno en escribir bien, ni en qué importancia tenía esto en el desarrollo de su vida cotidiana.
Al tratarse de un problema tan extendido en secundaria, me resultó interesante investigar acerca de él, y, sobre todo, en cómo ayudar a los alumnos para que puedan aprender a expresarse correctamente por escrito. A día de hoy, ya realizada la investigación, puedo afirmar que he aprendido bastante, y que mi elección fue buena, pues, como futura docente, considero que me va a resultar de gran utilidad. A lo largo de mi estudio, también he podido navegar por otros temas que se encuentran ligados a la expresión escrita, también muy presentes en el aula de secundaria, tales como la comprensión lectora. He llegado a la conclusión, a través de esta investigación, de que si un alumno no comprende lo que lee, difícilmente podrá interpretarlo correctamente por escrito, puesto que las dificultades en expresión escrita no sólo dependen de los errores localizados en el código escrito, de índole gramatical, ortográfica, o asociados a la adecuación, coherencia y cohesión textual, sino también del contenido. He podido comprobar, que para que un alumno pueda expresarse correctamente por escrito, debe llevar a cabo una planificación antes de producir el texto, reflexionando acerca de a quién o quiénes va dirigido el texto que va a redactar y con qué fin lo escribe.
En definitiva, me ha gustado mucho trabajar acerca de este tema, y al resultar, tal y como he afirmado, un problema tan extendido en las aulas de secundaria, lo he considerado de gran utilidad.
Escogí esta línea para realizar mi trabajo fin de máster a partir del momento en el que hice las prácticas en un centro de secundaria y pude darme cuenta de lo generalizado que estaba el problema, y no sólo el las etapas del primer ciclo de la ESO. Conforme iba pasando por los distintos niveles, puesto que tuve la oportunidad de adentrarme en las aulas de todos los niveles (tanto de la ESO, como de Bachillerato, como los asociados a los talleres de lengua castellana y literatura, planes de diversificación y PCPI), me fui dando cuenta de que se trataba de un problema bastante extendido a lo largo de toda la etapa educativa. La raíz del error se debía a razones de diversa índole, pero, sobre todo, se identificaba en aquellos alumnos que estaban desmotivados o los que no apreciaban ninguna utilidad en lo que respecta al dominio de la competencia lingüística; aquellos alumnos que, a pesar de no presentar ninguna dificultad en lo que respecta a sus capacidades para adquirir dicha competencia, no veían utilidad ni beneficio alguno en escribir bien, ni en qué importancia tenía esto en el desarrollo de su vida cotidiana.
Al tratarse de un problema tan extendido en secundaria, me resultó interesante investigar acerca de él, y, sobre todo, en cómo ayudar a los alumnos para que puedan aprender a expresarse correctamente por escrito. A día de hoy, ya realizada la investigación, puedo afirmar que he aprendido bastante, y que mi elección fue buena, pues, como futura docente, considero que me va a resultar de gran utilidad. A lo largo de mi estudio, también he podido navegar por otros temas que se encuentran ligados a la expresión escrita, también muy presentes en el aula de secundaria, tales como la comprensión lectora. He llegado a la conclusión, a través de esta investigación, de que si un alumno no comprende lo que lee, difícilmente podrá interpretarlo correctamente por escrito, puesto que las dificultades en expresión escrita no sólo dependen de los errores localizados en el código escrito, de índole gramatical, ortográfica, o asociados a la adecuación, coherencia y cohesión textual, sino también del contenido. He podido comprobar, que para que un alumno pueda expresarse correctamente por escrito, debe llevar a cabo una planificación antes de producir el texto, reflexionando acerca de a quién o quiénes va dirigido el texto que va a redactar y con qué fin lo escribe.
En definitiva, me ha gustado mucho trabajar acerca de este tema, y al resultar, tal y como he afirmado, un problema tan extendido en las aulas de secundaria, lo he considerado de gran utilidad.
sábado, 31 de mayo de 2014
Los Géneros Periodísticos
Los géneros
periodísticos son un tema que se desarrollan, en la mayoría de manuales tras
haberlos observado, en la Segunda Evaluación del curso que, coincidiendo con
las vacaciones de Navidad y de Semana Santa, dificultan la puesta en marcha de
los alumnos y su adaptación a las clases siendo, junto al mes de junio y en
palabras de profesores del instituto Figueras Pacheco “la peor etapa del curso
para los estudiantes”.
Por ello,
con la creación de un periódico, los alumnos estarían aprendiendo a la vez que
pasan un buen rato, pues pueden hablar en clase y a menudo estarían delante de
un ordenador para llevarlo a cabo.
En cuanto
al destinatario de este plan innovador, se trataría del curso Cuarto de ESO.
Empieza a ser común encontrar institutos de enseñanza pública en los que este
curso se estructura por niveles, es decir, obviando el curso de
Diversificación, encontramos cursos en los que el nivel es medio-alto y otros
en los que no llegan a ser Diversificación pero no distan demasiado de este
curso. Además, estas clases suelen sufrir desdobles por lo que las clases
suelen estar formadas por no más de quince alumnos.
Es por ello
que este curso sería el más adecuado para el desarrollo de esta propuesta. Curso
en el que el nivel no es demasiado alto, los alumnos no suelen acudir motivados
al centro pero con actividades alternativas a las cotidianas del día a día sí
suelen involucrarse y obtener mejores resultados. No sería indispensable que la
clase estuviera formada por quince alumnos únicamente, pues se podría realizar
de una manera más dificultosa, debido a la organización, con más alumnos en la
clase pero culminarlo al fin y al cabo.
La competencia escrita
Entre las diferentes problemáticas que podemos encontrar en el ámbito
educacional de un instituto, he decidido adentrarme en un aspecto primordial que nos
afecta directamente, no solamente en el ámbito educacional sino social.
La elección de esta propuesta va ligada a la falta de una base sólida que nos
ayude a enfrentarnos a la vida en el ámbito escrito. Un aspecto que detuvo mi atención
durante el período de prácticas en el instituto fue la falta ortográfica y la
descoordinación de la competencia escrita que poseían los alumnos. Medité sobre esta
cuestión y me pregunté: ¿Un alumno de secundaria sabe escribir? ¿o confiamos que
sabe escribir porque sus mentores les enseñan desde la primera etapa educativa
supuestamente? ¿es lo mismo escribir que escribir bien?
Por ello, decidí adentrarme en esta temática. Considero que es importante poseer
una base sólida no solamente escrita sino oral. Pero me guié por adentrarme en la escrita
que es la que observé más directamente puesto que los problemas en esta competencia
se hacen patentes a lo largo de nuestra etapa educativa y nos pasan factura a lo largo de
nuestra etapa universitaria y laboral.
jueves, 29 de mayo de 2014
Vivir mi vida
Chic @ s!
No, no es lunes. Pero ¿acaso debe serlo para poder disfrutar momentos como estos?
Quería compartir esta canción con vosotros. El curso ya finalizó pero nos quedarán todos esos recuerdos, vivencias, buenos momentos, alegrías...
Ahora, nos toca "vivir la vida" disfrutar de este tiempo de vacaciones y cargar pilas para ese futuro que nos espera detrás de la esquina.
¡NOS VEMOS EN LOS BARES!
miércoles, 28 de mayo de 2014
V Congreso Investigación, Innovación y uso de las TIC en la didáctica de la lengua y la literatura
La
escuela del presente, y probablemente la del futuro, debe apostar por una
educación crítica y creativa como estrategias básicas para permitir actuar a
una sociedad cada vez más dominada por las tecnologías. Enseñar hoy como hace
cuarenta años es un anacronismo y condena, irremediablemente, al sistema
educativo.
Educar
en los medios debe superar esa vertiente tecnológica para llegar a convertirse
en un recurso clave en la enseñanza. Estos medios son objeto de estudio,
recursos didácticos e instrumentos de producción que se ponen al servicio de la
educación.
En síntesis,
la educación en los medios debe tener un hueco importante en el debate creado
sobre la calidad de la educación. De este modo, nos centramos, principalmente, en
el cine y la literatura como recursos didácticos que fomentan la motivación del
alumnado y propician un clima adecuado para adentrar estos medios en las aulas.
El empleo del cine en las aulas nos va a dar la posibilidad de trabajar todo
tipo de temas que puedan resultar de interés para los jóvenes, al mismo tiempo
que van a desarrollar habilidades y técnicas de expresión, comprensión y
reflexión.
PALABRAS
CLAVE
Educación,
medios, recursos didácticos, cine, literatura y aulas.
martes, 27 de mayo de 2014
Recuerdos del pasado que nunca volverán
27 de enero de 2034. Son las siete de la tarde y por fin llego a casa, después de un agotador día de trabajo. Entro en casa y me tumbo lentamente en el sofá, ¡Por fin un momento de relax! Es tan cómodo preparar las clases de la próxima semana desde aquí, que no cambiaría por nada mi iPad.
Mientras preparo las presentaciones que llevaré, la próxima semana, a la pizarra digital y los ejercicios y prácticas correspondientes que mis "chicos" deberán enviarme, me relajo, y me vienen a la mente muchos recuerdos de cuando yo iba al instituto: ¡Pero cuánto trabajaba, y qué rabia me daba que me mandaran tantos trabajos semanales! ¿Y el peso que llevaba siempre en mi mochila, transportando libros de camino al instituto? Como vivía tan cerca... Si os digo la verdad, siento nostalgia al recordar ciertos momentos, como cuando el profesor me mandaba a conserjería, a pedir tizas, porque ¡sí, se acababan!, o cuando, a la hora de realizar un examen, el profesor, inmerso en su despiste, se olvidaba de traer los folios, y no le quedaba más remedio que ir a molestar a la pobre conserje ¡otra vez! para pedirle los 100 folios que le hacían falta para repartirnos... ¿Y qué me decís del dolor de muñeca que me daba después de una sesión de "Literatura española en la Edad Media" en el primer año de carrera? ¿Y las manchas de tinta en mis manos al utilizar un bolígrafo bic? Pero qué tan lejanos recuerdos... ¿Qué es un boli bic? Ya casi no recuerdo el olor a tinta, ni la textura de las páginas de mis apuntes al deslizar mis dedos por las hojas de un folio al finalizar mis clases... En la carrera sobre todo, porque en el instituto... La verdad es que en el instituto lo que más utilizaba eran aquellas montañas de libros interminables, encuadernados en tapa blanda e impresos en un papel un tanto suave, brillante... ¡Pero qué poco me gustaba transportarlos!
Hoy en día, echo un vistazo al presente, a mis alumnos, a su material, a sus actitudes... y vuelvo a mirar hacia el pasado, mi pasado, mi ambiente escolar, mis aulas, mis profesores... ¡Ahora soy yo esa profesora!. Y bien... ¿Dónde ha quedado mi pasado? Yo no soy ese tipo de profesora que manda al alumnado a pedir tizas, que tiene alergia al pesado polvo de la pizarra, ni que olvida los folios para repartir en un examen. Y no lo digo porque no sea una despistada y un tanto olvidadiza, porque todos tenemos pequeños defectos, ¿o no es así? ¡que ponga un tuit el que no los tenga! Y es que el sistema y las formas de educar en general han cambiado tanto, que ya ni nos acordamos para qué servían esos materiales, tales como los mencionados anteriormente. Pensemos en lo fantástico del nuevo sistema, en la comodidad de trabajar desde el sofá, como yo lo estoy haciendo, teniendo a mi alcance mi iPad, y en el ventajoso uso de la pizarra digital, de los libros electrónicos... Echando un vistazo al mío, puesto que, como ya os he dicho, estoy preparando mis clases de la próxima semana, pienso en cuánto habría agradecido tener uno de estos, la comodidad de llevar todo el temario de mis asignaturas y poder trabajar sobre este magnífico soporte, que apenas pesa doscientos gramos... Vaya, ¡con lo lejos que estaba el instituto de mi casa, y el dolor de espalda que tenía siempre!
Los modos de educar y los materiales didácticos que empleamos en el aula hoy en día han cambiado tanto y nos sentimos tan satisfechos, que a veces ni nos acordamos de cómo nos educaron a nosotros, sin nuevas tecnologías. Y parece increíble, ¿no es cierto? ¿cómo podía ser eso? Lo cierto es que, como podéis comprobar, recuerdo perfectamente cómo me educaban, porque de lo que siempre me he sentido satisfecha es de mi buena memoria, pero, realmente, ¿yo sería capaz de hacerlo así? Bueno, es momento de finalizar este viaje al pasado, que llego tarde a un importante evento, y el teletransporte de las diez está a punto de salir.
Mientras preparo las presentaciones que llevaré, la próxima semana, a la pizarra digital y los ejercicios y prácticas correspondientes que mis "chicos" deberán enviarme, me relajo, y me vienen a la mente muchos recuerdos de cuando yo iba al instituto: ¡Pero cuánto trabajaba, y qué rabia me daba que me mandaran tantos trabajos semanales! ¿Y el peso que llevaba siempre en mi mochila, transportando libros de camino al instituto? Como vivía tan cerca... Si os digo la verdad, siento nostalgia al recordar ciertos momentos, como cuando el profesor me mandaba a conserjería, a pedir tizas, porque ¡sí, se acababan!, o cuando, a la hora de realizar un examen, el profesor, inmerso en su despiste, se olvidaba de traer los folios, y no le quedaba más remedio que ir a molestar a la pobre conserje ¡otra vez! para pedirle los 100 folios que le hacían falta para repartirnos... ¿Y qué me decís del dolor de muñeca que me daba después de una sesión de "Literatura española en la Edad Media" en el primer año de carrera? ¿Y las manchas de tinta en mis manos al utilizar un bolígrafo bic? Pero qué tan lejanos recuerdos... ¿Qué es un boli bic? Ya casi no recuerdo el olor a tinta, ni la textura de las páginas de mis apuntes al deslizar mis dedos por las hojas de un folio al finalizar mis clases... En la carrera sobre todo, porque en el instituto... La verdad es que en el instituto lo que más utilizaba eran aquellas montañas de libros interminables, encuadernados en tapa blanda e impresos en un papel un tanto suave, brillante... ¡Pero qué poco me gustaba transportarlos!
Hoy en día, echo un vistazo al presente, a mis alumnos, a su material, a sus actitudes... y vuelvo a mirar hacia el pasado, mi pasado, mi ambiente escolar, mis aulas, mis profesores... ¡Ahora soy yo esa profesora!. Y bien... ¿Dónde ha quedado mi pasado? Yo no soy ese tipo de profesora que manda al alumnado a pedir tizas, que tiene alergia al pesado polvo de la pizarra, ni que olvida los folios para repartir en un examen. Y no lo digo porque no sea una despistada y un tanto olvidadiza, porque todos tenemos pequeños defectos, ¿o no es así? ¡que ponga un tuit el que no los tenga! Y es que el sistema y las formas de educar en general han cambiado tanto, que ya ni nos acordamos para qué servían esos materiales, tales como los mencionados anteriormente. Pensemos en lo fantástico del nuevo sistema, en la comodidad de trabajar desde el sofá, como yo lo estoy haciendo, teniendo a mi alcance mi iPad, y en el ventajoso uso de la pizarra digital, de los libros electrónicos... Echando un vistazo al mío, puesto que, como ya os he dicho, estoy preparando mis clases de la próxima semana, pienso en cuánto habría agradecido tener uno de estos, la comodidad de llevar todo el temario de mis asignaturas y poder trabajar sobre este magnífico soporte, que apenas pesa doscientos gramos... Vaya, ¡con lo lejos que estaba el instituto de mi casa, y el dolor de espalda que tenía siempre!
Los modos de educar y los materiales didácticos que empleamos en el aula hoy en día han cambiado tanto y nos sentimos tan satisfechos, que a veces ni nos acordamos de cómo nos educaron a nosotros, sin nuevas tecnologías. Y parece increíble, ¿no es cierto? ¿cómo podía ser eso? Lo cierto es que, como podéis comprobar, recuerdo perfectamente cómo me educaban, porque de lo que siempre me he sentido satisfecha es de mi buena memoria, pero, realmente, ¿yo sería capaz de hacerlo así? Bueno, es momento de finalizar este viaje al pasado, que llego tarde a un importante evento, y el teletransporte de las diez está a punto de salir.
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