Hoy, hace treinta años que saqué adelante
mi plaza fija en el instituto en el que estoy. Treinta años de vivencias continuas con diferentes alumnados que me
extraen distintas emociones a lo largo de los días.
Quién me iba a decir a mí que me
adentraría hace treinta años en una clase donde el principal protagonista sería
el ordenador. Dentro de mi etapa educativa y formativa la función del
profesorado era clave, ese nexo de unión que te formaba en una etapa educativa
en el instituto. Sin embargo, actualmente observamos que el ordenador de cada
alumno forma esa figura que antes se centraba en el tutor, el profesor que ha convertido
en el director de la clase, aquella persona que se encarga de mantener el orden
pero… ¿Dónde queda la formación del alumnado? En internet.
La formación del alumnado queda en el gran
mundo de internet. El profesor se siente indefenso ante este mundo. Se ha
convertido en un mundo que nos aleja del mismo alumnado, se ha convertido
sinceramente en un problema grave puesto que no podemos localizar la intención
del propio alumno. ¿Se está formando el alumno o se dedica en las clases a
otras cuestiones? Sinceramente, no lo sé. Pero considero que la figura del
profesorado es fundamental y que los alumnos necesitan la formación de este
para llevar a cabo una buena formación educativa. La unión entre el profesorado
y las nuevas tecnologías eso es la clave: la unión, pero no la desvinculación
de una y la imposición de otra.
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